Señalización de un espacio público abierto con pigmento rojo manganeso, para inscribir la memoria de otro cerrado (y ya perdido)

Marzo 2005
Plaza de Arturo Barea (antes Agustín Lara), Madrid

Pieza realizada para la conmemoración del Centro Social Okupado Autogestionado El Laboratorio y en vísperas del juicio a lxs cinco del Labo.

Con Eduardo Gutérrez.

vista de la instalación en la plaza de Arturo Barea (antes Agustín Lara)

La pieza aborda el problema de hacer visible la memoria de un centro social de tanta trascendencia para Lavapiés, en un espacio diáfano de más de 2500 m2.

El espacio en sí no es tampoco neutro. La antigua plaza de Agustín Lara, transformada de espacio estancial, vividero, en atrio para una dotación pública, insignia del primer gran intento gentrificador del barrio.

vista panorámica de la instalación 01
vista panorámica de la instalación 02
vista panorámica de la instalación 03
vista panorámica de la instalación 04

El pigmento rojo manganeso seleccionado para la intenvención se relaciona dialecticamente con el adoquín portugues, material utilizado por el aquitecto para resignificar la plaza como «arquitectura de prestigio».

Cada adoquín colocado en la plaza cuesta en sí mismo tanto como el kilo de pigmento utilizado para la totalidad de la intervención. El pigmento se fija a la tierra humedecida previamente, alojandose en los espacios intersticiales de la retícula de piedra importada.

composición de fotos de los caracteres rotulados

Dos planos de memoria entran en conflicto a través de los dos materiales: de un lado la impronta vívida, fructífera, de un proyecto social construido y participado y del otro la convención espacial de la institución.

Alrededor de 500 personas atendieron a la celebración en la plaza y acompañaron el desarrollo del juicio, del que salieron absueltas las cinco personas.